Resident Evil Zero. Parece mentira, pero ya han pasado 13 años desde su debut en Nintendo Gamecube. El último juego de la franquicia en conservar las mecánicas clásicas de la saga renace en estos tiempos con la remasterización HD realizada por Capcom. Su lanzamiento supone la oportunidad de volver a encontrarnos (o descubrir dada la condición de exclusivo de Nintendo hasta esta versión) con la primera entrega cronológica del universo Resident Evil, una de las entregas más desconocidas para el gran público.
En esta ocasión no analizaremos la aventura en sí misma, si no las novedades incluidas en este lanzamiento. La review será libre de spoilers. Podéis leer sin temor.
Resident Evil Zero HD Remaster sigue la misma fórmula que la versión HD del Remake lanzada hace un año por estas mismas fechas (al menos en Europa). No se trata de un remake, más bien de adaptar el aspecto visual del título a los tiempos modernos. Esto se traduce en el aumento de resolución y una serie de añadidos para que el juego (en el terreno visual) luzca mejor que nunca en las televisiones planas de pulgadas cuyo límite debe ser el ancho y largo de la puerta de acceso a tu hogar (así como el dinero de cada uno, por supuesto). El resultado, nada más iniciar la aventura, es altamente positivo. Pero empecemos por el principio.
La remasterización que nos atañe podría definirse como la versión 2.0 de la recibida el año anterior. Resulta evidente que Capcom ha dominado la tecnología para exprimir aun más el resultado del Remake. Y esto se nota desde el primer instante.
Lo que más llama la atención (sobre todo para aquellos que jugamos la versión original del juego con relativa frecuencia) es la calidad visual de los escenarios. Los fondos prerrenderizados lucen mejor que nunca; el paso de los años no suponen un lastre a este respecto. En la parte inicial del juego (si habéis seguido los diarios de desarrollo del mismo sabréis de lo que hablo) se aprecian los letreros del tren de forma que pueden leerse con total nitidez (siempre y cuando el ángulo de la cámara lo permita). Los personajes han recibido un lavado de cara, especialmente Rebecca, cuyo rostro se ve de manera distinta al original. Su cara es diferente, pero no extraña. No es un caso como el cambio sufrido por Jill en la subsaga Revelations. Aquí se ha trabajado el rostro para mostrar un personaje más definido. En lo que a Billy se refiere, esto también se aprecia aunque no tan llamativo. Al igual que nuestros dos protagonistas, los zombies y demás criaturas se benefician de ese aumento de polígonos y se ven fabulosos. Se aprecian detalles, en las ropas que llevan, así como en las manchas de sangre, que se vislumbran frescas (detalle imposible de apreciar en Gamecube). Los distintos jefes finales vistos a lo largo de la aventura reciben el mismo tratamiento. Toda lo referido a personajes, escenarios y enemigos aguantan el tipo en pantalla sin resentirse nunca.
Al igual que en la anterior remasterización, el juego se puede disfrutar en formato 4:3 o en 16:9. Se mantiene el control original o el nuevo a la hora de manejar a los personajes. En mi caso he jugado la versión de Xbox 360, 16:9 y con el control original.
El juego arranca con una secuencia de video, ya mítica, que tal vez sea lo más flojo de la remasterización. Lo que antaño fueran videos espectaculares, no envejecen nada bien. Se notan sus limitaciones, movimientos bruscos, poco nítidos en movimientos rápidos… Es la faceta menos trabajada del título y la que más contrastes genera, sobre todo al ver la diferencia de rostro entre la Rebecca de las secuencias y la Rebecca jugable. Todos los Resident Evil empiezan con este tipo de secuencias, pero resulta un poco chocante que lo primero que se vea de la versión HD no sea precisamente lo que mejor representa el lavado de cara. Pero tras unos minutos ya estamos jugando. Los 16:9 hacen que parte de la imagen original no se vea en pantalla, pero han solucionado esto con un pequeño desplazamiento de la imagen (igual que la remasterización del remake). Funciona bien y así es como mejor se disfruta en gran pantalla. Sin embargo debo añadir algo importante: en un par de zonas determinadas el desplazamiento de la imagen no es del todo satisfactorio. Hay unos escenarios en los que hay objetos que, sabiendo como sé que están ahí, me ha costado verlos porque al pasar corriendo el personaje se mueve más rápido de lo que se desplaza la cámara, con lo que pueden pasar desapercibidos. He tenido que parar completamente al personaje para llegar a ver estos objetos. Es el único pero que le pongo a jugarlo en 16:9. No es nada grave. Pero me llama la atención que lleguen a suceder estas cosas. El resto del juego es exactamente igual que su versión original. No hay ningún añadido en la aventura principal. En esta ocasión, y a diferencia del Remake HD, se conservan los microparones de una fracción de segundo entre los cambios de cámaras. Los baúles han desaparecido así que el inventario se deposita en el suelo de las estancias por las que vayamos avanzando. Accediendo al mapa se nos permite ver dónde están los objetos y respecto a las mecánicas jugables poco más que añadir. Resident Evil Clásico, con todo lo que eso conlleva: gestionar inventario, limpiar zonas estratégicas de enemigos (para asegurar futuras idas y venidas por el escenario, aunque implique dar rodeos para evitar zonas infestadas) y sobrevivir. Nada más. Y sólo eso.
Otro añadido interesante (y teniendo en cuenta que Capcom no lo hizo el año pasado ni el DMC Trilogy HD, por ejemplo) es que el menú del inventario está también en 16:9. Cierto que usan una trampa para ello (y se nota) pero se agradece que no se vean esas bandas negras a ambos lados. El menú se mantiene igual. Han cambiado el tipo de fuente, los rostros de Billy y Rebecca se aprecian mucho mejor, y todo funciona exactamente igual que el original. Por un lado podemos organizar el inventario de los personajes, acceder a la pantalla de mapa, a las opciones de configuración y también a los archivos. En este último apartado destaco que se ha cambiado el tipo de fuente con respecto al original y, para mí gusto, las flechas indicativas para desplazarse por los textos parpadean a tan alta velocidad que cuesta fijar la vista en la lectura. Al menos de entrada ya que intentar leer algo con dos puntos cercanos al texto parpadeando de forma incesante no resulta sencillo.
En cuanto al tipo de control, se pueden optar por cinco diferentes. A grandes rasgos son parecidos. Lo más diferente es si queremos disparar con la combinación de los dos gatillos del mando o con un gatillo y un botón. En lo personal creo que hubiese venido bien poder mapear personalmente los botones porque he intentado escoger un control idéntico al de Gamecube, y ha sido imposible. Así que los primeros minutos me he confundido de botones en más de una ocasión, pero enseguida se acostumbra uno. Da tiempo de sobra a dominar el control antes de echarle la culpa por algún que otro mordisco sufrido.
En la pantalla de inicio del juego podemos escoger entre partida nueva, cargar, ver el manual, galería de extras (donde vemos las secuencias de video)… este aspecto es idéntico a la remasterización de hace un año, aunque se han eliminado los marcadores de tiempo. En este aspecto no han innovado. Cosa que sí han hecho en el nuevo Modo Wesker. Un añadido para esta versión que deja sensaciones encontradas. Podría pasar perfectamente por un mod. Para acceder a él debemos completar la aventura principal. Este modo consiste básicamente en cambiar a Billy por Wesker (sin más) y jugar la misma aventura “abusando” de los enemigos porque Albert está dopadísimo. Hubiera estado bien tener algo más trabajado porque resulta chocante oír a Wesker con la voz de Billy en las conversaciones in game y ver a Billy directamente en las secuencias de vídeo. Se agradece el añadido, pero no se lo han currado más de lo mínimamente necesario. Qué pena que no hubiesen incluido la demo jugable de la versión de Nintendo 64… eso sí que hubiera sido un gran extra.
También regresa el mini juego Leech Hunter. Idéntico al original. Rebecca y Billy deben recorrer el centro de formación buscando los amuletos de sanguijuelas. No hay tiempo límite para encontrarlos todos y según su número conseguiremos unos extras u otras para usar en una segunda vuelta a la aventura principal. Tras la inclusión de Los Mercenarios en Resident Evil 3, este añadido se ha mantenido en todas las entregas de la franquicia. Y en mi opinión este es uno de los más exigentes. Completarlo con rango A exige dedicación.
Otro aspecto a tratar en esta remasterización, y aquí Capcom demuestra lo que le gustan los dlcs, es el referente a los trajes alternativos para los personajes. Aquí hay que darle una colleja… fuerte… a la compañía por haber jugado al despiste. Los trajes alternativos disponibles en el juego son los mismos que en el original. Todos los demás que se han enseñado a lo largo de este tiempo, incluidos los originales de Rebecca, forman parte de diversos dlcs de pago. Hay varios packs de 2 trajes al precio de 2.99€ o un megapack con todos los trajes por 10€. Vamos, que si alguien quiere todos los trajes tendrá que pagar una cantidad de dinero equivalente a la mitad de lo que cuesta hacerse con el juego completo (19.99€). A diferencia del año anterior (donde Capcom añadió los trajes de RE5 de los personajes), aquí no hay trajes nuevos sin pagar. Recuerdo que hablo de la versión para Xbox 360 del videojuego. Para cambiarnos de traje se puede utilizar el menú de inventario. En el objeto único de cada personaje (el mechero de Billy y el maletín de químicos de Rebecca) podemos escoger usar o cambiar para entrar al menú de selección de trajes.
Por último añadir que esta es la mejor versión disponible actualmente para disfrutar del juego. Podríamos analizar cuestiones como el precio, si remasterizar es suficiente para quienes ya conozcamos el juego de memoria… pero de lo que no cabe duda es que si alguien va a jugar Resident Evil Zero hoy, esta remasterización HD es la versión que debería usar. Disfrutar el original en un televisión de 42” con la Gamecube conectada por rca y después poner la versión HD en una Xbox 360 conectada por HDMI es como pasar de ver StarWars en vhs a Bluray. La diferencia es abrumadora desde el primer instante.